lunes, 12 de agosto de 2013

UN LIENZO Y ÓLEO LA MEJOR REPRESENTACIÓN DEL REALISMO.


 Tomado de youtube: El realismo (movimiento artístico) hecho por AnAbAnAnArM


En la crítica y en la historia del arte suele indicarse con el termino realismo un movimiento que, delineado en Francia hacia 1848 por el pintor Gustave Courbet (en quien se ampararon en el terreno de la crítica y la literatura del escritor Champfleury y el poeta Max Buchón), determino para todo el siguiente periodo de cincuenta años una profunda revolución de los modos expresivos y de las ideas acerca del arte. En oposición al idealismo de los clásicos y de los románticos, que solo consideraban dignos de interés los temas históricos y literarios, el realismo reivindico decididamente le valor de la realidad objetiva como tema artístico para prescindir de todo embellecimiento, corrección y selección preconcebida, y sostuvo con gran vigor polémico la necesidad de la vida contemporánea y de introducir como protagonistas de la obra del arte incluso las clases más bajas de la sociedad. Desde el punto de vista formal, el movimiento realista, frente a la fría corrección que había caracterizado a la escuela académica y al gran interés de esta por el dibujo, prefirió los contrastes claroscuros que resultaban de la observación directa de lo verdadero, es decir del dato natural, al tiempo que corrigió la enseñanza de los grandes maestros del siglo XVII, sobre todo Holandeses y españoles, y el filón realista y optimista de la pintura francesa que va de le Nain (por primera vez revalorizado por la crítica de Champfleury) a jean-Baptiste Siméon Chardin. El interés polémico hacia el movimiento realista condujo a encontrar sus precedentes más lejanos en la historia del arte; de hecho este movimiento no constituye una novedad y se puede decir que, de forma más o menos consciente, acompaña a la afirmación del modo de sentir y de pensar de la burguesía en la cultura moderna.
El dramático luminismo de Caravaggio, la pintura de género que durante el siglo XVII se desarrolló en Italia, Francia y, sobre todo en Holanda; el gusto por el paisaje, que constituye la grandeza de la escuela Holandesa; el arte del retrato, la naturaleza muerta desde Caravaggio hasta francisco Zurbarán y Chardin; el filón picaresco de la pintura española de Velásquez y murillo, y el cuadro de costumbres y la caricatura, que adquieren en Inglaterra en el siglo XVIII una particular vivacidad, son fenómenos todos que, si bien todavía entrelazados con motivos derivados de una concepción del arte distinta, pueden considerarse procedentes del realismo. Algo semejante se podría afirmar a propósito del intenso interés por la realidad que caracteriza los modos analíticos de tantas pinturas flamencas del siglo XV, de la feliz vena narrativa de cierta pintura italiana de la segunda mitad del siglo XV y de los llamados pintores de la realidad en la Italia septentrional durante el siglo siguiente (Calgario, Cerruti, Crespi, etc.) pero el realismo en sentido propio es un fenómeno netamente típico del siglo XIX y está ligado a un declarado intento filosófico de carácter materialista y a las consiguientes tomas de posición políticas y sociales. Así considerado, el realismo aparece como un filón que recorre desde la cima hasta el fondo toda la pintura del siglo XIX.
Ya en ciertos aspectos de la obra de Jacques Louis David (el máximo representante del neoclasicismo, contra quien tuvieron que reaccionar con violencia los naturalistas), en Marat asesinado, por ejemplo, ha reconocido algunos elementos del realismo del siglo XIX, que tienen su natural continuación en el profundo interés ético y social de jean-Louis-Andre-Theodore Géricault, el portaestandarte del movimiento romántico en Francia; y más tarde, a partir de 1830, en el gran arte de honoré daumier, quien, con sus litografías políticas, su sátira de las costumbres y, por último, hacia 1848, con su pintura inspirada en la vida del pueblo, se convirtió en el más significativo representante del realismo el gusto por la pintura de paisaje, tal como se manifiesta en John Constable o en jean-Baptiste-Camille Corot y que encontraría su centro de difusión en Francia, en la llamada escuela de 30 o de Barbizón, representa la otra cara del realismo uno y otro aspecto, el político social y el naturalista, están estrechamente unidos, tanto en el arte de Courbet, como en el de inspiración bíblica, campesina y humana de jean-Francois Miller (quien con daumier y Courbet, aunque ciertamente sin alcanzar su nivel, puede considerarse uno de los mayores maestros del realismo francés del siglo XIX). Desde 1848, el realismo conoció una rápida difusión gracias a la pasión naturalista, propagada por el romanticismo, a la pasión democrática, que había despertado en muchos países de Europa la revolución, al desarrollo de las ciencias positivas y, finalmente, al éxito de la fotografía. A esta difusión contribuyo la exposición universal de 1855, durante la cual Courbet preparó su célebre pavillon du realisme, pues a partir de este momento se puede fechar el éxito de la escuela de Barbizón en casi todos los países de Europa e incluso en América. En época reciente se ha reconocido, por ejemplo, la influencia que tuvo la exposición en el realismo italiano y sobre todo en los impresionistas. Desde 1863, a partir del salón des Refusés, en el cual participaron, entre otros, Edouard Manet, James Abbot Whistler y Henri Fantin-latour, se fue debilitando la inspiración político-social del realismo y se afirmó una nueva estética, más pronunciada y pesimista, que por primera vez castagnari y más tarde Zola quisieron definir con el nombre de naturalismo y que constituyó el subfondo ideal de la pintura impresionista. La vena humanitaria y social del realismo iniciada en Courbet y Millet, tuvo gran numero der continuadores, mediocres desde el punto de vista artístico, en Francia y en toda Europa (como son los franceses Bastien-Lepage y jules Bretón, el belga Constantin Meunier, los alemanes Adolf Menzel, Wilhelm Leibl y Hans Thoma, el ruso Ilia Repin, el húngaro Michael Lieb, llamado Munkacsy, que se fue con toda probabilidad el mejor de los seguidores de Courbet, los italianos Giovanni Segantini y Giusepope Pelizza da volpedo). En el siglo XX se consideran generalmente dentro de realismo algunos movimientos cargados de fermentos polémicos político-sociales y humanitarios surgidos del expresionismo, en particular del alemán (George Grosz, Kathe Kollwitz, otto Dix), y de la pintura de carácter popular (los mexicanos Diego Rivera, José Clemente Orozco y Davis Alfaro Siqueiros, herederos del arte de José Guadalupe Posada, y el estadounidense Ben Shahn).
tomado de: Enciclopedia Monitor, Tomo 13, Pamplona Italia, Ediciones Salvat s.a, 1965.
 
 Gustave Courbet.
 
Algunas de sus obras:


Jean-Baptiste Siméon Chardin.
 
 
Algunas de sus obras:


 
 
 
Caravaggio.
 
 
 
Algunas de sus obras:
 
 

 
 
Francisco Zurbarán.
 
 
 
Algunas de sus obras:
 
 


 
 
Velásquez.
 
 
 
Algunas de sus obras:
 
 

 
 
Murillo.
 
 
Algunas de sus obras:
 

 
 
Théodore Géricault.
 
 
 
 
Algunas de sus obras:
 
 

 
Daumier.
 
 
 
Algunas de sus obras:
 

 
 
 
 
Camille Corot.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Algunas de sus abras:
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Edouard Manet.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Algunas de sus obras:
 
 

 
 
 
 
 
James Abbot Whistler.
 
 
 
 
 
Algunas de sus obras:
 

 
 
 
 

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